domingo, 28 de septiembre de 2008

Siria sufre su peor atentado en décadas

Un coche bomba mató a 17 personas en Damasco. Nadie se adjudicó el ataque

La explosión de un coche bomba provocó la muerte de 17 personas y heridas a otras 14 en la capital siria, en un atentado sin precedentes en la historia reciente del país y cuya autoría aún no fue reconocida por ninguna agrupación.

La televisión siria informó que el estallido se produjo en la ruta que comunica Damasco con el aeropuerto de la capital. El vehículo se encontraba en la calle Al Mahalaq al Yanubi, cerca de la zona conocida como Mafraq al Sayida Seinab, donde está el mausoleo de la nieta del profeta Mahoma.

El lugar es visitado por miles de peregrinos chiítas que llegan desde Irán, Líbano, Irak o Siria.

Asimismo, el canal de televisión árabe Al Yazira informó de que el estallido se produjo cerca de un centro de la seguridad del Estado, cosa que no fue negado ni confirmada por ninguna fuente oficial siria.

El ministro de Interior, Basam Abdel Mayid, calificó el atentado de acción “terrorista y cobarde”, e insistió en que la bomba tenía como objetivo acabar con la vida de ciudadanos.

“Fue una operación terrorista y cobarde contra una zona muy transitada”, expresó el ministro.

Los vecinos de la zona, que describieron la explosión como un temblor de tierra, aseguraron a la prensa que el número de víctimas podría haber sido mucho mayor si se hubiera producido un día de semana y no un sábado, cuando la actividad laboral es muy reducida.

Asimismo, el responsable sirio dijo que hasta el momento se desconoce qué grupo u organización pudo perpetrar el ataque, cuya autoría no fue reconocida por ninguna agrupación.

200 kilos de explosivo. La emisora estatal siria afirmó que el vehículo estaba cargado con alrededor de 200 kilogramos de explosivos, y que unidades de la lucha antiterrorista abrieron una investigación para intentar esclarecer el suceso.

La explosión causó considerables destrozos en las fachadas de casas y edificios en un radio de varias decenas de metros.

El último atentado de estas características se remonta a febrero de este año, cuando la explosión de una bomba en Damasco acabó con la vida de Imad Mugnieh, dirigente militar del grupo chiíta libanés Hizbollah.

Sin embargo, hasta la fecha, nadie reclamó la autoría de ese asesinato, y tampoco se realizó ningún anuncio oficial sobre la identidad de los asesinos del líder chiíta.

Asimismo, el pasado 2 agosto, Mohamed Suleiman, el consejero de seguridad del presidente sirio, Bashar al Asad, fue asesinado por un francotirador cuando se encontraba en una residencia costera en la ciudad siria de Tartus.

El régimen se limitó a confirmar una semana después el asesinato de Suleiman, a quien algunos medios árabes identificaron como el enlace militar del régimen sirio con las milicias libanesas de Hizbollah, líderes de la oposición en dicho país.

Lo ocurrido ayer se produjo pocos meses después de que comenzaran conversaciones de paz indirectas con Israel, que para muchos observadores supondrían un alejamiento entre Damasco y Teherán, el principal aliado hasta la fecha de Al Asad.

Por otra parte, los Hermanos Musulmanes sirios, quienes viven en exilio desde el enfrentamiento armado que protagonizaron a finales de los ’70 con el régimen de Damasco, no dudaron en asegurar que este atentado es producto de una lucha interna.

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