miércoles, 29 de octubre de 2008

Palestina y Jordania 1a1


La selección palestina de fútbol empató uno a uno con la de Jordania en el primer partido internacional que disputa en su casa, un acontecimiento histórico que se jugó en el flamante estadio de Ar-Ram, localidad al norte de Jerusalén.

En presencia del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, que hizo el saque de honor, la joven selección local deleitó a unos 6.000 espectadores que se dieron cita en el Estadio Feisal Huseini, y a decenas de miles que lo vieron en directo por televisión.

"Estamos aquí para concretar un sueño, el de que la selección de Palestina juegue en su propio estadio", manifestó Blatter sobre el primer terreno de juego en Cisjordania y Gaza que cumple las normativas internacionales y en el que la FIFA ha invertido 4 millones de dólares.

Hasta ahora, debido a ese hecho y a la negativa de Israel, la selección palestina tenía que disputar sus compromisos internacionales en Jordania o Qatar.

Hoy las esperanzas palestinas de una victoria que coronara este histórico partido se dispararon con el gol que marcó Ahmed Qashkash, de 22 años, en la primera parte, pero que los jordanos igualaron en la segunda.

Pero lo cierto es que el resultado era lo que menos importaba a jugadores y aficionados.

"Este es un evento histórico, no sólo porque jugamos en Jerusalén, sino porque es un partido internacional en nuestra casa, la primera vez que los aficionados palestinos pueden apoyar a su equipo aquí", dijo a Efe el técnico palestino, Azzat Hamza.

Para el seleccionador, el encuentro de hoy "ha colocado a Palestina en el circuito internacional del fútbol", pese a los obstáculos que tiene por delante.

Los más inmediatos se originan en la ocupación israelí de Cisjordania, explica Hamza, que "nos impide organizar ningún partido porque no podemos predecir el comportamiento del soldado que está en ese momento en el control militar y si lo cierra o lo abre", como ocurrió esta semana en Jericó.

En ese sentido, fijar entrenamientos, convocar jugadores de Gaza -tres de los jugadores de hoy se unieron a la selección sólo el viernes- o salir al extranjero a disputar otros partidos, requiere un esfuerzo titánico.

Por no mencionar sus consecuencias en la concentración de los jugadores y su impacto en la preparación física y técnica.

En su inmensa mayoría los 25 jugadores que fueron convocados hoy viven en Cisjordania y Jerusalén Este.

Hay también algunos de Gaza, pero no pudieron llegar los que juegan en ligas profesionales en Kuwait, Suecia, Egipto, Siria y Líbano.

El único palestino del extranjero que jugó hoy fue Roberto Bishara, de 27 años y jugador del equipo Palestinos de Chile.

Desde 2002 forma parte de la selección palestina, aunque esta es la primera vez que visita la zona donde nacieron sus padres y abuelos, oriundos de Belén.

"Venir aquí es un orgullo para mí y cuando surgió la oportunidad la aproveché", declara Bishara, que suele jugar de defensa izquierdo o centrocampista.

A su llegada a Israel, el jugador chileno-palestino afrontó por primera vez en carne propia las retenciones con las que viven a diario sus compañeros lo que, dice, "le da más ganas de jugar y sacar la rabia en la cancha".

Frente a los incontables obstáculos por delante, Hamza apela a la "determinación" de sus jugadores, y a la suya propia.

"No deja de ser un reto entrenar a un equipo en estas condiciones, una lucha entre la fuerza de la ocupación y nuestra fuerza de voluntad, y desafiaremos cualquier medida para salir adelante luchando en el terreno de juego, en ningún otro sitio", concluy

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